La inversión es un poderoso modelo mental que se utiliza para abordar la resolución de problemas y la toma de decisiones desde una perspectiva diferente. En lugar de centrarse en cómo lograr el resultado deseado, la inversión implica considerar lo contrario: cómo evitar los resultados no deseados. Al visualizar las posibles dificultades, obstáculos o los peores escenarios posibles, la inversión ayuda a descubrir información valiosa y mitiga los riesgos.
La inversión se basa en la idea de que entender lo que se quiere evitar es tan importante como entender lo que se quiere lograr. Al invertir el problema o la meta, puedes obtener una nueva perspectiva que, a menudo, revela oportunidades y desafíos ocultos. A continuación, te explicamos cómo aplicar el modelo mental de inversión:
Ejemplo: Supongamos que quieres iniciar un nuevo negocio. Aplicar la inversión implicaría tener en cuenta las posibles causas del fracaso: falta de demanda en el mercado, competencia feroz, financiación inadecuada, etc. Si se comprenden estos riesgos, se puede desarrollar un plan empresarial más sólido, abordar las posibles debilidades y aumentar las probabilidades de éxito.