Inversión

La inversión es un poderoso modelo mental que se utiliza para abordar la resolución de problemas y la toma de decisiones desde una perspectiva diferente. En lugar de centrarse en cómo lograr el resultado deseado, la inversión implica considerar lo contrario: cómo evitar los resultados no deseados. Al visualizar las posibles dificultades, obstáculos o los peores escenarios posibles, la inversión ayuda a descubrir información valiosa y mitiga los riesgos.

La inversión se basa en la idea de que entender lo que se quiere evitar es tan importante como entender lo que se quiere lograr. Al invertir el problema o la meta, puedes obtener una nueva perspectiva que, a menudo, revela oportunidades y desafíos ocultos. A continuación, te explicamos cómo aplicar el modelo mental de inversión:

  1. Identifique el resultado deseado: Comience con su objetivo o resultado deseado. ¿Qué es lo que quiere lograr?
  2. Invertir la meta: Imagínese el escenario opuesto: ¿cuáles son los resultados no deseados o los posibles fracasos relacionados con su objetivo?
  3. Analice los obstáculos: Considera los obstáculos y barreras que podrían impedirte alcanzar la meta.
  4. Mitigue los riesgos: Una vez que haya identificado los riesgos potenciales, diseñe estrategias para minimizarlos o eliminarlos.
  5. Soluciones alternativas: La inversión a menudo conduce a soluciones alternativas que podrían haberse pasado por alto cuando solo se centraban en el resultado deseado.

Ejemplo: Supongamos que quieres iniciar un nuevo negocio. Aplicar la inversión implicaría tener en cuenta las posibles causas del fracaso: falta de demanda en el mercado, competencia feroz, financiación inadecuada, etc. Si se comprenden estos riesgos, se puede desarrollar un plan empresarial más sólido, abordar las posibles debilidades y aumentar las probabilidades de éxito.

«Mira el mundo a través de una lente diferente. Invierta su perspectiva y encontrará las soluciones que otros pasan por alto».

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