El efecto halo es un sesgo cognitivo en el que las impresiones iniciales positivas influyen en la percepción general de una persona y, a menudo, la inclinan en una dirección positiva independientemente de la realidad.
El efecto Halo ayuda a explicar por qué las primeras impresiones son tan poderosas. Si alguien da una buena impresión inicial, es más probable que juzguemos su comportamiento posterior de manera más positiva. Por ejemplo, si una persona es físicamente atractiva, también podemos percibirla como más inteligente, amable y con más talento, incluso si estos rasgos no son objetivamente ciertos. Esta tendencia humana también se puede observar en los entornos educativos, laborales y sociales, y a menudo afecta nuestras decisiones, incluso cuando tratamos de ser objetivos.
«Vemos a las personas no como son, sino como somos nosotros». - Anais Nin
